12.07.2011

Lo peor



Sentir que tu cuerpo va perdiendo su calor. Calor chiquito.
Verte en una jaula. Sentirte sin fuerza. 
Calorcito entre mis brazos. Acurrucandote ya dormido. 






Te amo, Verdura.


12.02.2011

Andanzas a oscuras.



Un paso, dos. Llegaste a la cocina. 
Mirando con los dedos, tu rostro, la mesa, la pared. 
Tu boca, estás hermosa. Tu espalda, tus pies.


Ver con los oídos. Latidos, el viento, la respiración.
La piel de tus pies al despegarse del suelo. Una puerta, las sábanas.






Historia del cerco de Lisboa; pág. 342



"Estaban uno en brazos del otro, pero no se besaban aún, se miraban y sonreían mucho, el rostro alegre, y después la sonrisa se fue recogiendo lentamente como agua que la tierra estuviera sorbiéndose y saboreando, hasta que al fin se quedaron serios los dos, mirándose, una rápida sombra sutil aleteó por el dormitorio, vino y huyó en seguida, y, entonces, unas alas inmensas y poderosas envolvieron a María Sara y Raimundo Silva, apretándolos como a un único cuerpo, y el beso empezó, tan diferente de aquel que aquí se dieron ayer, eran las mismas personas, eran otras, pero decir esto es no haber dicho nada, porque nadie sabe lo que el beso es verdaderamente, tal vez la devoración imposible, tal vez una comunión democrática, tal vez el principio de la muerte."