4.01.2016

Vidas




Dentro de unas semanas cumpliré 25 años y para festejar tenía pensado hacer una fiesta con mis más allegados amigos, preparar una cena formal, con vino y todo eso y al momento de empezar a enlistar a las personas que invitaría para dicha fiesta me comencé a preocupar por si podrían venir o no a pasar ese día conmigo. En realidad ninguno de mis amigos se conoce entre sí, es decir, mis amigos de la prepa no conocen a los de la universidad, ni mis amigos de la secundaria conocen a mis amigos de mi epoca sin escuela, etc., etc. Son personas que quiero mucho, pero no son personas que, por lo que he vivido con ellas, vendrían a festejar un día tan importante para mi. Creo que les daría igual y pensé que lo más probable es que la mayoría no vendría.

Voy a cumplir 25 años, y tal vez no es un gran número, pero para mi siempre ha sido un acontecimiento importante, aunque en realidad no sé por qué. Siento que es dar el paso a la adultéz, a otro tipo de responsabilidades como el tener un trabajo formal, comenzar a vivir solo y mantenerte. Claro, no es que sea una regla y tampoco es que vaya a sucederme solo porque cumplí 25.

Para mí éste año es importante, ya estoy impaciente, sin dar detalles diré simplemente que se me hace tarde para muchas cosas. Cosas que quisiera tener ya, momentos que deseo que lleguen, pidiéndole al tiempo que por favor pasé rápido para terminar este año.

Siempre he querido tener una fiesta de cumpleaños, he tenido algunas, pero nunca fueron de mi gusto, siempre organizadas por alguien más y por motivos que ni siquiera me incluían o para festejar junto con alguien más. Nunca he tenido regalos especiales en esa fecha y mucho menos el momento de abrir los regalos frente a mis amigos y familia. Sin embargo los regalos más hermosos que he recibido me han tocado abrirlos sola.

Cuando llega el día siempre estoy triste o enojada, la mayoría no recuerda qué fecha es y actúo como si nada hasta que alguien menciona el tema, no me gusta recordarle a nadie que es mi cumpleaños, porque, bueno, así no cuenta.

Todavía falta para la -gran- fecha y ya me resigné a tampoco tener una fiesta este año, creo que es preferible no organizar nada a que me dejen plantada con la mesa puesta.
En realidad sí me gustaría hacerla, pero las personas que realmente deseo que estén no podrán asistir porque están lejos, así que, bueno, es lo mismo.

La fiesta es importante para mi, porque es ofrecerles un regalo a las personas que quiero, es mi regalo de cumpleaños para ellos, es una pena que nadie haya querido recibirlo todavía. Muchos no saben, pero me hace realmente feliz dar a los demás.

En estos últimos años he aprendido muchas cosas sobre mi vida y el por qué de algunas cosas, ya no me lamento como antes cuestionando el por qué de las cosas. Ahora trato de comprender lo que me sucede y trato de aprender una lección que no aprendí antes para que ya no se repita.

Toda acción se paga, aquí o allá y yo aquí hay veces en que me arrepiento de lo que fui allá.

Cuando por fin pueda tener mi fiesta de cumpleaños soñada sabré que ya aprendí la lección. Tal vez ocurra este año, tal vez por eso siento que será una gran fecha. Ya veremos.