2.03.2013


Sentir cómo te vas quedando dormida. Jamás había sido consiente, irónico, del momento justo en que mi cerebro se durmió. Sentir los ojitos pesados y las cobijas más y más calentitas. Sentir que estás más cómoda que nunca. 
Como cuando flotas en una alberca. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario