3.21.2010

Capítulo 19.


El tal Luce. qué tío. Cuando estaba en Whooton se suponía que era mi consejero de estudios. Pero lo único que hacía era dar charlas sobre sexo y todo eso cuando se reunían unos cuantos tíos tarde por la noche en su habitación. Sabía mucho de sexo, especialmente sobre pervertidos y eso. Siempre nos hablaba de esos tíos siniestros que se lían con ovejas y de unos tíos que van por ahí con unas bragas de chica cosidas al forro del sombrero y todo eso. Y de maricones y lesbianas. Luce sabía quienes eran todos los maricas y lesbianas de Estados Unidos. No tenías más que mencionar a una persona -cualquiera-, y Luce te decía si era marica o no. A veces costaba trabajo creer que fueran maricas o lesbianas todos los que él decía que eran, actores de cine y así. Algunos de los que decía estaban casados y todo, por el amor de Dios.


-¿Cómo va tu vida sexual? -le pregunté. Le reventaba que le preguntaras ese tipo de cosas.

-Tranquilo -me dijo-. Ponte cómodo y relájate, por el amor de Dios.

-Ya estoy tranquilo -le contesté-. Oye, qué tal es Colombia, ¿Te gusta?

-En efecto, me gusta. Si no me gustara no estudiaría allí. -A veces podía ser bastante aburrido.

-¿En qué vas a especializarte? -le pregunté-. ¿En pervertidos? -Sólo estaba haciendo el indio.

-Escucha Caufield. Si quieres que nos sentemos a tomar una copa tranquilamente y a charlar tranquila...

-Está bien. Está bien -le dije-. Cálmate.

Se veía que no tenía gana de hablar de nada serio conmigo. Eso es lo malo de esos intelectuales. Sólo quieren hablar de cosas serias cuando a ellos les da la gana.

-En serio, ¿qué tal tu vida sexual? -le pregunté.

-Dejémoslo -dijo Luce-. ¿Te importa?

Estaba haciendo preguntas un poco demasiado personales. Lo reconozco. Pero eso era una de las cosas más molestas de Luce. Cuando estábamos en Whooton te hacía describir las cosas más personales que te pasaban a ti, pero si empezabas a hacerle preguntas acerca de él, se enfadaba. A esos intelectuales no les gusta tener una conversación intelectual si no son ellos los que dirigen la cosa. Siempre quieren que te calles cuando ellos se callan y que vuelvas a tu habitación cuando ellos cuando ellos vuelven a su habitación. Cuando estábamos en Whooton, a Luce que reventaba -se le notaba- que cuando él había acabado de hablar de sexo a los que estábamos en su habitación, nosotros siguiéramos dela que te pego un buen rato por nuestra cuenta. Quiero decirlos otros tíos y yo. En la habitación de otro. Le reventaba. Siempre quería que cada uno volviera a su habitación y se callara en el momento en que él acababa de darse importancia. Lo que le pasaba era que tenía miedo de que alguien dijera algo más inteligente de lo que había dicho él. Me divertía mucho.

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